La anestesia general es uno de los mayores avances de la medicina moderna. Gracias a ella, millones de personas en el mundo se someten a cirugías cada año sin sentir dolor ni recuerdos desagradables del procedimiento.
A pesar de su seguridad, muchas personas sienten temor al escuchar que “los dormirán por completo”. Esto se debe a la idea de que la anestesia puede ser peligrosa o causar complicaciones graves.
Lo cierto es que las complicaciones existen, pero la mayoría son poco frecuentes y controladas a tiempo por el anestesiólogo. Entender cuáles son, por qué ocurren y cómo se manejan ayuda a reducir la ansiedad antes de una operación.
En este artículo revisaremos las principales complicaciones respiratorias, cardiovasculares, neurológicas y reacciones adversas que pueden ocurrir durante o después de una anestesia general.
Qué es un broncoespasmo y por qué debes conocerlo
Complicaciones respiratorias
Las vías respiratorias son una de las áreas más vigiladas durante la anestesia general. El anestesiólogo se asegura de que el paciente reciba oxígeno suficiente y de que los pulmones funcionen correctamente.
Aun así, en algunos casos pueden ocurrir complicaciones.
Broncoespasmo por anestesia general
El broncoespasmo es una contracción de los músculos que rodean los bronquios, lo que provoca estrechamiento de las vías respiratorias. Esto dificulta la entrada de aire a los pulmones.
Factores de riesgo:
Pacientes asmáticos.
Personas con alergias respiratorias.
Tabaquismo crónico.
Infecciones respiratorias recientes.
Manifestaciones clínicas:
Dificultad para respirar.
Disminución de la oxigenación.
Silbidos en el pecho (sibilancias).
El anestesiólogo detecta rápidamente el broncoespasmo gracias al monitoreo y lo trata con broncodilatadores (inhalados o intravenosos), oxígeno suplementario y ajuste de la anestesia.
Aunque puede asustar al paciente cuando lo escucha después, en quirófano es una complicación controlada con rapidez.
Apnea del sueño y anestesia
Los pacientes con apnea obstructiva del sueño tienen un mayor riesgo de problemas respiratorios durante y después de la anestesia.
En estas personas, la anestesia relaja aún más los músculos de la garganta, favoreciendo el colapso de la vía aérea. Esto puede causar dificultad para respirar tras la extubación (cuando se retira el tubo de respiración).
Recomendaciones:
Informar al anestesiólogo si tienes diagnóstico de apnea.
Llevar los estudios de sueño (polisomnografía).
Indicar si utilizas CPAP en casa.
Con estos datos, el anestesiólogo puede elegir fármacos más seguros y vigilar con más atención durante la recuperación.
Asma y anestesia general
El asma no contraindica la anestesia, pero sí exige precauciones adicionales.
El paciente asmático tiene bronquios más sensibles que pueden reaccionar ante ciertos medicamentos o estímulos durante la cirugía. Esto incrementa el riesgo de broncoespasmo.
Medidas preventivas:
Mantener el asma controlada con inhaladores antes de la cirugía.
Evitar crisis asmáticas los días previos.
Informar al anestesiólogo sobre los tratamientos que usas.
Con una buena preparación, los pacientes asmáticos pueden operarse con anestesia general de forma segura.
Complicaciones cardiovasculares
La anestesia afecta también al corazón y los vasos sanguíneos. Por eso, los anestesiólogos monitorizan de forma continua la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la oxigenación.
Las dos complicaciones más frecuentes son la bradicardia y la taquicardia.
Bradicardia
La bradicardia es una disminución de la frecuencia cardíaca por debajo de los 60 latidos por minuto.
Causas más comunes durante la anestesia:
Fármacos anestésicos como propofol o opioides.
Estimulación del nervio vago durante la cirugía (ej. manipulación abdominal).
Hipotermia.
Tratamiento:
El anestesiólogo administra medicamentos como atropina o ajusta la dosis de anestesia. Generalmente se corrige de inmediato y no deja secuelas.
En pacientes sanos, la bradicardia rara vez es peligrosa.
Taquicardia
La taquicardia es el aumento de la frecuencia cardíaca por encima de los 100 latidos por minuto.
Causas más frecuentes en quirófano:
Dolor mal controlado.
Estrés quirúrgico.
Reacciones a medicamentos.
Hipovolemia (pérdida de sangre).
Tratamiento:
Ajuste de la anestesia.
Medicamentos para reducir la frecuencia cardíaca.
Control del dolor o reposición de líquidos.
Aunque puede preocupar, la taquicardia suele ser una señal de que el cuerpo está respondiendo al estrés quirúrgico. El anestesiólogo la detecta rápido y la maneja con eficacia.
Complicaciones neurológicas y musculares
El cerebro y los músculos también pueden verse afectados por la anestesia, aunque en la mayoría de los casos los efectos son transitorios.
Dolor de cabeza
Un dolor de cabeza después de la anestesia general es bastante común.
Causas posibles:
Ayuno prolongado.
Deshidratación.
Cambios en la presión arterial.
Estrés muscular por la posición quirúrgica.
Se controla fácilmente con líquidos, reposo y analgésicos comunes.
Temblores después de la anestesia
Los temblores o escalofríos son una complicación frecuente durante la fase de recuperación.
Se producen porque la anestesia altera la regulación de la temperatura corporal, generando una leve hipotermia.
�� Aunque molestos, no son peligrosos. Se controlan con mantas térmicas y medicamentos específicos.
Reacciones adversas
No todos los efectos de la anestesia están relacionados con el sistema respiratorio, cardiovascular o neurológico. Algunas complicaciones dependen de la respuesta individual del paciente a los medicamentos.
Urticaria y alergias
Los medicamentos anestésicos, antibióticos o analgésicos pueden producir reacciones alérgicas.
Manifestaciones leves:
Ronchas en la piel.
Picazón.
Enrojecimiento.
Manifestaciones graves (anafilaxia):
Dificultad para respirar.
Hinchazón de labios, lengua o párpados.
Caída de la presión arterial.
El anestesiólogo está preparado para detectar estas reacciones de inmediato y tratarlas con oxígeno, medicamentos antihistamínicos, corticoides o adrenalina en los casos graves.
Es fundamental informar antes de la cirugía si tienes antecedentes de alergias a medicamentos, alimentos o picaduras.
Conclusión
La anestesia general, aunque segura, no está libre de riesgos. Sin embargo, la gran mayoría de complicaciones son poco frecuentes, temporales y tratadas eficazmente dentro del quirófano.
El anestesiólogo no solo administra medicamentos para dormir al paciente, sino que se convierte en el guardián de su vida durante toda la cirugía: controla la respiración, el corazón, la presión arterial y la respuesta del cuerpo.
Para minimizar riesgos, lo más importante es la comunicación previa. Informa a tu médico si:
Tienes asma o apnea del sueño.
Has tenido alergias medicamentosas.
Tomas medicación crónica.
Fumas o consumes alcohol con frecuencia.
Cuanto más sepa tu anestesiólogo de ti, más segura será tu cirugía.
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